Apologética: un llamado al despertar intelectual del Cristianismo
La Tarea del Creyente Cristiano en la Actualidad
"Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la
carne;
porque las armas de
nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de
fortalezas, derribando argumentos y toda
altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo
pensamiento a la obediencia a Cristo..."
2da Corintios 10: 2-5
En una sociedad donde las verdades morales son tomadas como
incómodas y en donde el relativismo moral y el antíteísmo se consideran como
posturas plausibles u opiniones considerables por jóvenes estudiantes, profesores universitarios,
filósofos y científicos, un pequeño destello de luz se hace presente en esa
vasta oscuridad de pensamiento, y dicha luz debe brillar hasta cada rincón del mundo permitiendole al creyente cristiano marcar su cosmovisión como una
intelectualmente viable en la modernidad.
Hay por lo mínimo, dos mitos que suelen tenerse en nuestra
cultura ampliamente secularista e incluso en los entornos religiosos, que son:
1) La fe está peleada con la razón (las cosas de Dios no se
cuestionan ni se indagan).
2) La ciencia está en conflicto con la religión y creencias
derivadas.
Se suele creer que cuanta más formación académica obtengas,
menor será tu grado de religiosidad o espiritualidad y los más probable es que
optes por el ateísmo o posturas relacionadas como el agnosticismo.
Lo anterior es un mito, y como tal, no es verdad en lo
absoluto.
¿Por qué hemos de pensar que la ciencia puede contraponerse
con las convicciones de la fe?
¿Por qué debemos asumir que la fe es enemiga de la razón?
¿Y por qué abríamos de pensar que la ciencia prueba que la
creencia en Dios no provee razones suficientes para su justificación?
Hay un par de cosas que necesitan decirse sobre esto, pero primero quiero remitir mis puntos a la argumentación central del apóstol Pedro:
"Santifiquen a Cristo como Señor en sus corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con mansedumbre y reverencia.”
1 Pedro 3:15
Indudablemente vivimos en tiempos en los que las personas,
en base a prejuicios, atacan una faceta del Cristianismo, bien posicionada claramente por
los escándalos intelectuales de los cuales muchos predicadores, ministros e incluso teólogos han sido partícipes. Tal
fanatismo religioso ha hecho creer a los no evangelizados que el mensaje de la
Cruz es una total estupidez y como tal no se le debe dar la menor importancia o
consideración.
Los creyentes poco a poco se ven cada vez más sumergidos en
una sociedad secularizada, en donde se piensa que las creencias e ideas
religiosas ya no tienen ninguna validez racional y que todo aquel que es creyente, por
más que tenga libertad de elección de credo, debería ser tachado como un
retrógrada, irracional, anticientífico, fanático, una persona de bajo intelecto que es
capaz de creerse todas las cosas que se le pongan enfrente y que no tendría la
habilidad de analizar o ir más allá de lo que le diga su congregación tal cual
borrego adoctrinado etc.
Parece ser que las palabras del Apóstol Pedro toman más sentido
ahora.
Nos damos cuenta que frente a los ataques, objeciones o simples dudas
por parte de incrédulos e incluso creyentes de otras religiones o
denominaciones es necesario estar bien preparados para ofrecer una
justificación racional del porqué de nuestras creencias y nuestra fe.
Alguien puede decir con justa razón:
"Pero, ¿que es lo que podemos hacer ante tal problemática? ¿Acaso no hemos contribuido a que se nos califique como personas irracionales dado el extremismo fundamentalista de ciertas denominaciones?
¿Acaso nuestras creencias no contradicen los descubrimientos científicos? Parece ser que los no creyentes nos dicen ser personas con disonancia cognitiva al argumentar lo opuesto. ¿Cómo podríamos defender nuestra fe de modo que el Cristianismo se considere de nuevo una opción intelectualmente viable?"
Bien, podemos decir, que eso es verdad. Muchos creyentes sin duda, han contribuido en gran manera a esa fachada de un Cristianismo excesivo, irracional y anticientífico. Por otra parte aquellos que no hacen lo anterior se van hasta el otro extremo, al punto de jamás tocar los temas ya sea en familia o en la iglesia que sean pertinentes a las verdades intelectuales del Cristianismo y al escrutinio crítico de las Escrituras.
Como el Dr. William Lane Craig señala:
Claramente nos hemos interesado como creyentes en muchas cuestiones doctrinales de menor importancia, y es preciso decir, que muchos han sido capaces de cerrar sus mentes a todo conocimiento "razonado" sobre las estructuraciones más complejas del pensamiento cristiano.
Es importante darse cuenta de la gravedad del asunto. El mensaje del Evangelio poco a poco va desapareciendo, y el mensaje jamás va a ser escuchado en aislamiento, pues éste siempre debe estar dispuesto a ser compartido con las demás personas ofreciendo respuestas razonables a sus dudas.
Bajo la influencia de nuestra sociedad secular y del pensamiento a menudo con tendencia posmodernista en ciertas personas, muchos creyentes abandonan la fe por distintos motivos (pueden ser tanto emocionales como intelectuales), entre algunos:
- "El Cristianismo no tienen ningún sentido lógico ni racional."
- "Me asaltan dudas que nadie puede responder."
- "No hay evidencia sólida que garantice que mis creencias están racionalmente justificadas."
- "Me parece absurda la justificación del Cristianismo, ciertamente alguien con facultades cognitivas fiables no podría creer cosas tan rebuscadas o tan poco plausibles como una Resurrección o en la Trinidad."
Vemos que realmente hay más áreas en que desenvolverse que simplemente "compartir nuestra narrativa" o dar asaltos devocionales de emoción en nuestras iglesias o comunidades.
Realmente hay un problema intelectual que existe en ambos lados, en el bando creyente y no creyente. Los cristianos debemos estar dispuestos a ofrecer evidencia sólida que sustente nuestras creencias de forma racional y a ofrecer respuestas razonables a todo aquel que nos demande explicación, de este modo, el Cristianismo podrá ser visto, a grandes rasgos, como una opción intelectualmente viable para toda clase de persona.
¿Qué es la Apologética entonces?
El significado de "Apologética" de hecho, viene del vocablo griego - Apología (απολογία), que es una defensa verbal (con evidencia) o respuesta razonada.
En la teología es la rama que busca defender racional e históricamente los dogmas y enseñanzas de la fe cristiana.
Pienso que todos tenemos un llamado y un compromiso en esta área de estudio. Pues si no somos capaces de responder objeciones y ofrecer las razones del porqué de nuestra fe a aquel que lo demande, nuestra fe vale poco y nula es nuestra forma de ejercer el pensamiento cristiano y de compartir el Evangelio en circulos intelectuales.
También debemos entender que el emprender la defensa de estas verdades cristianas no quiere decir que la meta que uno está buscando es "ganar" debates o reñir con alguna clase de no creyente. Esa no es la finalidad. La finalidad de la apologética como herramienta es traer almas a Cristo. La apologética, a través de las muchas áreas que puede abarcar (filosofía, ciencia, historia etc.) provee un medio por el cual se llega a el Evangelio, es decir, una preparación del terreno para la Evangelización.
Toda persona razonable pediría algunas evidencias o razones para poder depositar su confianza en algo o alguien, y como tal, se mostrará escéptica ante afirmaciones sorprendentes o en extremo radicales por parte de cierto colectivo. Ese escepticismo pondrá barreras entre la creencia y el no evangelizado, toda clase de objeciones, alegatos, presuposiciones, malentendidos, barreras o bloques de razonamiento e incluso distorsión en los argumentos o en los hechos es capaz de hacer el escepticismo en su desesperación con tal no dejar llegar las buenas del Evangelio a la persona que se busca hacer entender.
La apologética es útil en este sentido, ella se encargará de todos estos obstáculos intelectuales que impiden al no creyente depositar su confianza (fe) en Dios.
Es por eso que no debemos cerrarnos como cristianos al razonamiento lógico. Es de gran ayuda para el no creyente proveerle de los medios y respuestas necesarias para aclarar las dudas más persistentes. Por no decir que mientras más aguda sea nuestra forma de pensamiento mejor será la forma de demostrar la inconsistencia lógica de otras posturas como el ateísmo u otros sistemas de creencias que sean lógicamente incompatibles con la fe cristiana.
Es de hacerse notar, que muchas personas que ahora son fervientes creyentes en Dios, en su debido momento no lo fueron, pero llegaron a la fe al analizar los argumentos y la evidencia que se tenía disponible a favor de la veracidad de las afirmaciones del Cristianismo.
Hago la invitación a cada creyente cristiano entonces, que atendamos la tarea del estudio minucioso y exhaustivo de nuestra fe, cada facción debe estar bien complementada, desde la parte histórica, lógica y doctrinal hasta la ampliamente científica, filosófica y literaria. Es de vital importancia conocer los argumentos y hechos necesarios para ser capaces de ofrecer una perspectiva más racional del Cristianismo en la cual toda persona podrá encontrar gran sentido de las verdades expresadas en sus doctrinas.
Alguien puede decir con justa razón:
"Pero, ¿que es lo que podemos hacer ante tal problemática? ¿Acaso no hemos contribuido a que se nos califique como personas irracionales dado el extremismo fundamentalista de ciertas denominaciones?
¿Acaso nuestras creencias no contradicen los descubrimientos científicos? Parece ser que los no creyentes nos dicen ser personas con disonancia cognitiva al argumentar lo opuesto. ¿Cómo podríamos defender nuestra fe de modo que el Cristianismo se considere de nuevo una opción intelectualmente viable?"
Bien, podemos decir, que eso es verdad. Muchos creyentes sin duda, han contribuido en gran manera a esa fachada de un Cristianismo excesivo, irracional y anticientífico. Por otra parte aquellos que no hacen lo anterior se van hasta el otro extremo, al punto de jamás tocar los temas ya sea en familia o en la iglesia que sean pertinentes a las verdades intelectuales del Cristianismo y al escrutinio crítico de las Escrituras.
Como el Dr. William Lane Craig señala:
"Es insuficiente para los grupos de jóvenes y clases de escuela dominical enfocarse en pensamientos devocionales entretenidos. Debemos entrenar a nuestros niños para la guerra.
No nos aventuremos a enviarlos a las escuelas superiores públicas y universidades armados con espadas de goma y armadura de plástico.
El tiempo de jugar se quedó en el pasado" [1]
Claramente nos hemos interesado como creyentes en muchas cuestiones doctrinales de menor importancia, y es preciso decir, que muchos han sido capaces de cerrar sus mentes a todo conocimiento "razonado" sobre las estructuraciones más complejas del pensamiento cristiano.
Es importante darse cuenta de la gravedad del asunto. El mensaje del Evangelio poco a poco va desapareciendo, y el mensaje jamás va a ser escuchado en aislamiento, pues éste siempre debe estar dispuesto a ser compartido con las demás personas ofreciendo respuestas razonables a sus dudas.
Bajo la influencia de nuestra sociedad secular y del pensamiento a menudo con tendencia posmodernista en ciertas personas, muchos creyentes abandonan la fe por distintos motivos (pueden ser tanto emocionales como intelectuales), entre algunos:
- "El Cristianismo no tienen ningún sentido lógico ni racional."
- "Me asaltan dudas que nadie puede responder."
- "No hay evidencia sólida que garantice que mis creencias están racionalmente justificadas."
- "Me parece absurda la justificación del Cristianismo, ciertamente alguien con facultades cognitivas fiables no podría creer cosas tan rebuscadas o tan poco plausibles como una Resurrección o en la Trinidad."
Vemos que realmente hay más áreas en que desenvolverse que simplemente "compartir nuestra narrativa" o dar asaltos devocionales de emoción en nuestras iglesias o comunidades.
Realmente hay un problema intelectual que existe en ambos lados, en el bando creyente y no creyente. Los cristianos debemos estar dispuestos a ofrecer evidencia sólida que sustente nuestras creencias de forma racional y a ofrecer respuestas razonables a todo aquel que nos demande explicación, de este modo, el Cristianismo podrá ser visto, a grandes rasgos, como una opción intelectualmente viable para toda clase de persona.
¿Qué es la Apologética entonces?
El significado de "Apologética" de hecho, viene del vocablo griego - Apología (απολογία), que es una defensa verbal (con evidencia) o respuesta razonada.
En la teología es la rama que busca defender racional e históricamente los dogmas y enseñanzas de la fe cristiana.
Pienso que todos tenemos un llamado y un compromiso en esta área de estudio. Pues si no somos capaces de responder objeciones y ofrecer las razones del porqué de nuestra fe a aquel que lo demande, nuestra fe vale poco y nula es nuestra forma de ejercer el pensamiento cristiano y de compartir el Evangelio en circulos intelectuales.
También debemos entender que el emprender la defensa de estas verdades cristianas no quiere decir que la meta que uno está buscando es "ganar" debates o reñir con alguna clase de no creyente. Esa no es la finalidad. La finalidad de la apologética como herramienta es traer almas a Cristo. La apologética, a través de las muchas áreas que puede abarcar (filosofía, ciencia, historia etc.) provee un medio por el cual se llega a el Evangelio, es decir, una preparación del terreno para la Evangelización.
Toda persona razonable pediría algunas evidencias o razones para poder depositar su confianza en algo o alguien, y como tal, se mostrará escéptica ante afirmaciones sorprendentes o en extremo radicales por parte de cierto colectivo. Ese escepticismo pondrá barreras entre la creencia y el no evangelizado, toda clase de objeciones, alegatos, presuposiciones, malentendidos, barreras o bloques de razonamiento e incluso distorsión en los argumentos o en los hechos es capaz de hacer el escepticismo en su desesperación con tal no dejar llegar las buenas del Evangelio a la persona que se busca hacer entender.
La apologética es útil en este sentido, ella se encargará de todos estos obstáculos intelectuales que impiden al no creyente depositar su confianza (fe) en Dios.
Es por eso que no debemos cerrarnos como cristianos al razonamiento lógico. Es de gran ayuda para el no creyente proveerle de los medios y respuestas necesarias para aclarar las dudas más persistentes. Por no decir que mientras más aguda sea nuestra forma de pensamiento mejor será la forma de demostrar la inconsistencia lógica de otras posturas como el ateísmo u otros sistemas de creencias que sean lógicamente incompatibles con la fe cristiana.
Es de hacerse notar, que muchas personas que ahora son fervientes creyentes en Dios, en su debido momento no lo fueron, pero llegaron a la fe al analizar los argumentos y la evidencia que se tenía disponible a favor de la veracidad de las afirmaciones del Cristianismo.
Hago la invitación a cada creyente cristiano entonces, que atendamos la tarea del estudio minucioso y exhaustivo de nuestra fe, cada facción debe estar bien complementada, desde la parte histórica, lógica y doctrinal hasta la ampliamente científica, filosófica y literaria. Es de vital importancia conocer los argumentos y hechos necesarios para ser capaces de ofrecer una perspectiva más racional del Cristianismo en la cual toda persona podrá encontrar gran sentido de las verdades expresadas en sus doctrinas.
Es así como en una época de relativismo, secularismo y pluralismo religioso, que el Cristianismo podrá sostenerse como una opción intelectualmente viable para todas las personas si cada creyente que compone ese sistema está dispuesto a entregarse al estudio crítico de las verdades encontradas en su creencia; será entonces que el cristiano tendrá su propia cosmovisión y podrá llegar a ser un componente o influencia clave en la formación de la cultura y la sociedad de nuestros días.
Una vez que se ha completado cada meta propuesta por la apologética, como lo es la determinación de la validez de las afirmaciones del Cristianismo, el fortalecimiento cultural de la familia, salvar al perdido y corregir los errores forjados a partir de una mala concepción de la fe Cristiana, el nuevo individuo gozará de la plenitud del tener una cosmovisión propia y racionalmente justificada a la luz de todas las evidencias disponibles.
Es entonces, que al llegar a esa verdad que tanto se añoraba, el sentido de la vida llegará al entendimiento y el entendimiento moldeará racionalmente la fe del nuevo seguidor de Cristo.
De Dios es la sabiduría y el entendimiento.
/A.Z
Referencias:
[1] Craig, Willliam Lane, Reasonable Faith, 1994, p. 19
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