¿Por qué no confiar en los Evangelios Gnósticos?

El académico Dan Wallace señala que la agenda gnóstica  "fue un esfuerzo para combinar el neoplatonismo filosófico griego -con su énfasis en el valor de las ideas y la devaluación de la materia- con el simbolismo cristiano. La esperanza, en parte, era crear una expresión del cristianismo más en línea con el pensamiento y la cultura greco-romana”. (1)
Resultado de imagen para evangelio de tomas

Nag Hammadi Codex II, folio 32, principio del Evangelio de Tomás.

El exegeta William Craig explica que "el gnosticismo era una antigua filosofía oriental que sostenía que el mundo físico es malo y que el reino espiritual es bueno. La salvación viene a través del conocimiento secreto del reino espiritual, que libera al alma de su encarcelamiento en el mundo físico "(7).
Los gnósticos eran esencialmente una "secta, muy probablemente comenzando en el siglo II, que consideraba el mundo material como el mal y consideraba el conocimiento de las cosas ocultas como el único camino hacia la salvación" (2). Sin embargo, los eruditos se acercan a los Evangelios Gnósticos (EG) y los documentos con cautela, especialmente cuando proporcionan supuestas narraciones históricas sobre el Jesús histórico. Existen varias razones persuasivas para explicar por qué este es el caso.
Dr. William Lane Craig, teólogo y filósofo analítico.


En primer lugar, las obras que escribieron son bastante tardías, habiendo sido escritas entre los siglos II y IV d.C. Eso permite mucho tiempo para el embellecimiento y motivos para volver a trabajar las narrativas originales del Nuevo Testamento.
Vemos esto claramente en el relato del Evangelio de Pedro sobre Jesús saliendo de la tumba, como relata Craig: "sólo hay que leer el relato del Evangelio de Pedro, que describe la salida triunfal de Jesús de la tumba, ¡acompañado de visitantes angelicales, por una cruz parlante, anunciado por una voz del cielo, y todo en presencia de una guardia romana, los líderes judíos, y una multitud de espectadores!” (3)

Este es el tipo de datos que obtenemos de los EG: representaciones ficticias, embellecidas y reelaboradas de los relatos históricos de los evangelios del Nuevo Testamento. Wallace, con razón, revela que la afirmación de que el material gnóstico proporciona una visión histórica creíble del cristianismo primitivo "es históricamente falsa", así como un "intento engañoso y anacrónico de escribir una historia revisionista". Y, como el profesor N.T. Wright explica, lo que leemos en los materiales gnósticos "es un personaje de ficción llamado 'Jesús' hablando con personajes ficticios" (4).

El Jesús del Evangelio de Judas es también un Jesús risueño y, por lo que sabemos de nuestras fuentes primarias del Nuevo Testamento, Jesús no era uno de reír, o al menos no nunca se menciona que haya reído (ciertamente lloró y temió , pero no se reía). Por otra parte, incluso sus discípulos  se echaron a reír sin razón, lo cual no está de acuerdo con lo que tenemos en nuestro Nuevo Testamento. Cuando se trata del Jesús histórico tenemos que ser muy cuidadosos con lo que consideramos de estos textos gnósticos.

En segundo lugar, fueron escritos por, como su nombre indica, gnósticos. Estos autores anónimos, sin embargo, atribuyeron los nombres de los discípulos originales (Pedro, Judas y Tomás, por ejemplo) y otras figuras prominentes del Nuevo Testamento (María) a sus relatos para obtener falsamente una credibilidad injustificada. Esto se conoce como pseudoepígrafía. Por ejemplo, no es posible, que Judas escribiera el “Evangelio de Judas”, porque en el momento en que el éste fue escrito (hacia finales del siglo II) él ya habría muerto hacía tiempo, como argumenta Wallace “Esta fecha deja claro que el origen del evangelio es demasiado tardío como  para ser auténticamente de Judas" (5).

Además, los motivos de los autores gnósticos son claros. Eran anticristianos, tenían creencias teológicas muy diferentes a los primeros cristianos, y trataban de reelaborar el verdadero Jesús histórico a su favor con el fin validar sus visiones religiosas.
Esta reconfiguración va a algunos extremos por los cuales el autor del Evangelio de la Infancia de Tomás añade información en los años de juventud de Jesús donde no tenemos ningún dato (salvo una breve mención en el Evangelio original de Lucas). En este relato, Jesús a veces usa poderes sobrenaturales malévolos para su ventaja. Como niño, Jesús supuestamente hizo pájaros de arcilla que luego trae a la vida (un milagro inútil que no tiene significado espiritual como los que leemos dentro de los evangelios originales del Nuevo Testamento).

En él, también tenemos a Jesús que maldice a un compañero cuyo cuerpo luego se marchita en un cadáver (Jesús tenía apenas un año de edad cuando hizo esta maldición) y también maldice a los vecinos de José y María al dejarlos ciegos. Esto claramente no es lo que uno puede considerar que es el Jesús histórico.  Una persona que los eruditos creen que fue un maestro influyente que predicó contra la violencia. Y cada vez que el Jesús histórico realizaba milagros, éstos estaban llenos de significado, como, por ejemplo, manifestaciones del poder de Dios, su autoridad y misericordia sobre los enfermos y mutilados.
El Evangelio de Judas enseña un gran divorcio entre Dios y su creación, lo cual no está de acuerdo tanto con el judaísmo como con el cristianismo. El Evangelio de Tomás es una colección de 114 supuestos dichos de Jesús. Una vez más, esto es un estrecho abismo entre Jesús de los evangelios del siglo I y el que encontramos en Tomás. Por ejemplo, Tomás es una obra de “dichos secretos” y en la que se pone énfasis en la salvación lograda por el conocimiento. En otras palabras, la salvación en Tomás parece centrarse en lo que está en una persona más que en la confianza en un salvador.
Tercero, Tomás, el gemelo, puede ser considerado el gemelo de Jesús en esta obra. Más allá de esto, no tenemos evidencia de que Jesús haya tenido un gemelo, aunque sí tuvo hermanos. Jesús también niega ser el maestro de los discípulos, la cual está en contradicción con los evangelios. Los primeros padres de la iglesia también condenaron asimismo gran parte de estos escritos, especialmente el Evangelio de Pedro.

Lo peor es que estos escritos gnósticos se basan en el material evangélico preexistente y lo reorganizan para ajustarse a una cosmovisión gnóstica (9). En otras palabras, no aportan ninguna atestación valiosa independiente a las palabras y hechos que Jesús pudo haber realizado durante su ministerio. Esto pone en tela de juicio el Apócrifo de Santiago, por ejemplo, que pretende ser una revelación secreta del Jesús resucitado a Jacobo, su hermano. Esto no es más que una reelaboración del verdadero hermano de Jesús, Santiago, que encontramos dentro de los evangelios para hacerlo encajar en una agenda gnóstica. En el mejor de los casos, argumenta el profesor Raymond Brown, lo que encontramos son "obras de las cuales no aprendemos un solo hecho verificable sobre el ministerio histórico de Jesús, y sólo unos cuantos nuevos dichos que podrían haber sido suyos". (11)

Dr. Daniel B. Wallace, profesor de estudios del Nuevo Testamento en el Seminario Teológico de Dallas y fundador del Centro de Estudio de los Manuscritos del Nuevo Testamento.

Las muchas diferencias que aquí se presentan están, según Wallace, "en desacuerdo con la imagen de Jesús que se encuentra en Mateo, Marcos y Lucas, sin mencionar el resto del Nuevo Testamento". (6)


El profesor Blomberg está de acuerdo en escribir que: "la mayoría de los documentos de Nag Hammadi, predominantemente gnósticos por naturaleza, no hacen pretensión de superposición con las tradiciones evangélicas de la vida terrenal de Jesús" (8).
Douglas Groothuis concluye que los gnósticos y sus textos eran "cazadores heréticos que intentaban aprovechar el lenguaje cristiano para concepciones antitéticas a la enseñanza cristiana temprana... no reciben marcas superiores como documentos históricos sobre Jesús" (10).
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Referencias:
1. Wallace, D. 2010. Dethroning Jesus. p. 87.

2. Wallace, D. 2010. Ibid. p. 120.

3. Craig, W. Visions of Jesus. Disponible.

4. Wright, N. 2006. Judas and the Gospel of Jesus. p. 64.

5. Wallace, D. 2010. Ibid. p. 83.

6. Wallace, D. 2010. Ibid. p. 127.

7. Craig, W. 1998. "Rediscovering the Historical Jesus: The Presuppositions and Presumptions of the Jesus Seminar" in Faith and Mission.

8. Blomberg, C. 1987. The Historical Reliability of the Gospels. p. 208.


9. Groothuis, D. 1991. “The Gnostic Gospels: Are They Authentic?” in Christian Research Journal, vol. 13 (3).


10. Groothuis, D. 1991. Ibid.

11. Raymond Brown, “The Gnostic Gospels,” The New York Times Book Review (1980)
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Traducción y edición: Alan Peña

Comentarios

  1. ¿No podemos aceptar malos actos morales de un Jesús infante por su naturaleza humana?

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares